Tratamiento de Periodoncia en Sevilla

La periodontitis o enfermedad de las encías es una enfermedad infecciosa que afecta al periodonto, los tejidos que rodean, soportan y protegen los dientes.

Etimológicamente el término proviene de los vocablos latinos peri (alrededor) odonto (diente) e itis (inflamación) e indica una inflamación alrededor de los dientes.

En este periodonto distinguimos el que protege al diente, formado por la encía, y el que lo sujeta, formado por hueso alveolar, ligamento periodontal y cemento dentario.

La periodontitis causa la destrucción progresiva e irreversible del hueso alveolar que rodea al diente, causando la pérdida de su soporte, la movilidad y la posterior caída del mismo. Es la principal causa de la pérdida de piezas dentales en los adultos.

Comienza con enrojecimiento y sangrado de las encías. Ésta es la señal de alerta para acudir a un profesional que pueda ayudarte a evitar la progresión de la enfermedad.

Es importante recalcar que la enfermedad periodontal puede avanzar sin ningún tipo de dolor bucodental. Por esta razón los chequeos dentales son especialmente importantes.

Te describimos alguno de los síntomas y señales más comunes de la periodontitis. Si los tienes, acude sin demora a tu dentista para recibir consejo y tratamiento.

Sangrado sin explicación.

Si cuando comes, te cepillas o utilizas hilo dental empiezas a sangrar, es bastante probable que tengas una infección periodontal. Las toxinas presentes en la placa bacteriana causa inflamación en los tejidos, haciéndolos propensos a sangrar.

Dolor, rojez, hinchazón

Aunque es posible que la enfermedad avance sin dolor, también es perfectamente posible encontrarse con las encías hinchadas, rojas o doloridas sin ningún tipo de razón evidente. Es imprescindible parar la infección antes de que afecte al tejido de la encía o al hueso de la mandíbula.

Mal aliento

Sí, es posible que el olor del mal aliento esté causado por el estómago, el alcohol o lo que hayamos comido, es posible que el mal aliento esté causado por partículas de alimento que se hayan quedado entre los dientes o debajo de la línea de la encía. Estos espacios más profundos pueden contener bacterias y restos, lo que causa un olor desagradable.

Dientes largos

La enfermedad periodontal puede causar la recesión de la encía. Las bacterias producen unas toxinas que destruyen el tejido y los huesos de soporte, haciendo que los dientes aparenten ser más largos.

Dientes flojos

Una muestra clara de periodontitis agresiva es el aflojamiento o desplazamiento de los dientes en el área afectada. Mientras que el tejido del hueso se destruye, los dientes que una vez estuvieron sólidamente anclados a la mandíbula pueden aflojarse o incluso cambiar de posición.

Pus

Si de tus encías exuda pus, es que hay una infección periodontal grave. El pus es un resultado de la lucha de tu cuerpo contra la infección bacteriana.

Dependiendo del estadio de la enfermedad, se la podrá denominar gingivitis en su etapa inicial o periodontitis en las etapas más avanzadas.

Gingivitis

La gingivitis es la forma inicial y menos severa de la enfermedad periodontal. Provoca que las encías se enrojezcan, se inflamen y sangren con facilidad. Esta es reversible siempre que sea tratada y cuidada por un profesional, además de una higiene bucal correcta.

Si la gingivitis no se trata a tiempo, derivará en periodontitis, de carácter irreversible.

Periodontitis leve

En esta etapa leve de la enfermedad se comenzará a destruir el hueso y los tejidos de soporte de los dientes.

Periodontitis moderada

Es la forma más avanzada de la enfermedad. Aquí ya se aprecia una gran pérdida de tejidos blandos y óseos, además de la aparición del dolor. Se suele dar en casos en los que no se ha diagnosticado ni tratado a tiempo.

Periodontitis crónica

Esta es la forma más común de la enfermedad, en la cual se alternan periodos de remisión y exacerbación. La destrucción de los tejidos depende directamente de la placa bacteriana acumulada.

Periodontitis agresiva o juvenil

Es una enfermedad propia de adultos jóvenes y puede hasta iniciarse cerca de la pubertad. Se caracteriza por una pérdida rápida del hueso alrededor de la dentadura permanente, una inflamación marcada y una acumulación fuerte de placa y sarro.

El tratamiento de la enfermedad periodontal comienza mediante curetaje y alisado de la raíz del diente. La mayoría de enfermedades periodontales no severas se pueden mantener y controlar mediante estas técnicas no quirúrgicas.

Curetaje y alisado radicular

El curetaje es la eliminación del sarro, la placa y la tinción de las coronas dentarias y las superficies radiculares de los mismos.

El alisado radicular consiste en la eliminación del cemento y la superficie dentaria contaminada con placa, sarro y productos bacterianos dañinos.

Control y enseñanza de las técnicas de higiene

Es vital que el paciente se involucre en su propio tratamiento mediante una higiene bucodental correcta. De ello depende el éxito del tratamiento de la periodontitis.

En aquellos casos en los que la periodontitis ha llegado a un nivel muy avanzado, es prácticamente imposible tratarla con el ya mencionado curetaje, por lo que para combatirla será necesario recurrir a la cirugía.

La cirugía periodontal se realiza para tratar las bolsas periodontales profundas que el tratamiento básico periodontal no llega a eliminar.

La intervención consiste en separar y levantar el colgajo, la mucosa que rodea al hueso del diente, haciendo accesible la zona a tratar. Una vez que el cirujano logra la suficiente visibilidad, retira todo el sarro acumulado. Tras limpiar y desinfectar la zona, realizará la sutura.

Qué hacer tras la cirugía periodontal

Tras una intervención quirúrgica periodontal, éstas son las indicaciones generales a seguir:

• Usa un enjuague con clorhexidina durante un par de semanas para prevenir el riesgo de infección.
• Si lo necesitas, utiliza analgésicos o antiinflamatorios, peo consulta con tu médico qué tomar y en qué dosis.
• Pregúntale a tu médico cuando te retirarán las suturas. Mientras, utiliza un cepillo de dientes quirúgico y no te cepilles la zona intervenida.
• Vuelve a usar tu cepillo habitual una vez retiradas las suturas.
• Acude a las revisiones programadas y ocúpate de recibir mantenimientos periodontales para evitar la recidiva.